Mi mundo gira en torno a la nostalgia y un deseo profundo por preservar la belleza auténtica de otras épocas. Ya sea a través del arte, la literatura, el cine o incluso los rincones del internet dosmilero.

Mi adolescencia, aunque solitaria, estuvo llena de anime clásico (que emitían por televisión abierta en LatAm), salidas al videoclub, al cibercafé y a las máquinas recreativas, tardes enteras de dibujo, lectura de blogs o jugando J-RPGs que no entendía. Y de alguna manera, siento que esa chispa sigue viva en mí y ahora por fin encuentra voz a través del arte visual y la escritura de espacios como este.

Soy de esas personas que nacen con un alma sensible, reflexiva y sobre-analítica. Cuando algo captura mi atención, no me detengo hasta explorarlo a fondo, saciando cada pizca de curiosidad. Esta necesidad de desentrañar y comprender a profundidad es parte de mi gusto por lo retro.

Disfruto completando historias de personajes, buscando lógicas o explicaciones que quizá nadie pidió, o incluso inventando aquello que no encuentro. Siempre necesito crear cosas para poder transformar lo que amo en historias, poemas, dibujos o cualquier otra forma de arte que logre transmitir toda mi pasión y emoción. Me encanta perderme entre pinturas y libros viejos, películas y mangas clásicos, incluso en los píxeles de una consola antigua; todo lo retro tiene un poder especial sobre mí.

También siento una atracción profunda por lo invisible, por lo esotérico, por la magia y la espiritualidad ancestral, así como por la serenidad tan particular que transmiten las culturas asiáticas. Todo esto forma parte importante de mi inspiración y de quién soy.