Prácticas mágicas

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Este es un espacio sagrado donde la luna y las estrellas guían mis palabras. Aquí, con el corazón abierto, compartiré mi sendero y las enseñanzas que he cultivado a lo largo de casi una década de práctica (intermitente) de la Wicca ecléctica. Acompáñame pues en este mini-compilatorio de preguntas frecuentes, para que juntos exploremos los misterios, disipemos dudas y celebremos la magia que reside en cada uno de nosotros.

¿Soy politeísta?

Sí, desde una perspectiva amplia, podríamos decir que los Wiccanos lo somos, ya que reconocemos la multiplicidad de lo Divino, manifestada en un Dios y una Diosa, más allá de un único 'ente'. Sin embargo, esto va más allá de adorar a muchas deidades; se trata de una veneración a las polaridades masculina y femenina de lo Divino, representadas por el Dios Astado y la Diosa Triple, que a su vez engloban la diversidad de la naturaleza y el cosmos. No es una adoración fragmentada, sino una comprensión de la interconexión de todas las cosas a través de estas energías fundamentales.

¿Entonces el dios y la diosa crearon el universo?

Más que pensar en ellos como una pareja de creadores en el sentido judeocristiano, en la Wicca se les ve como fuerzas inherentes y entrelazadas que están en todo lo existente. La Diosa, a menudo asociada con la Tierra, la luna, la fertilidad y la intuición, es la fuente de toda vida. El Dios, vinculado con el sol, los ciclos de la naturaleza y la energía vital, es su consorte y complemento. Juntos, representan el equilibrio de todas las energías en el universo, manifestándose a través de los ciclos naturales, el nacimiento, la vida, la muerte y el renacimiento. No "crearon" el universo en un acto singular, sino que son la esencia misma de su constante devenir y transformación.

¿No hay cielo ni infierno?

En la mayoría de las tradiciones wiccanas, no existe el concepto de un "cielo" o un "infierno" como lugares de recompensa eterna o castigo tras la muerte, tal como se entienden en algunas religiones abrahámicas. La creencia común es en la reencarnación y un lugar de descanso intermedio conocido como el "Summerland" (Tierra de Verano). El Summerland es visto como un reino etérico de paz y sanación, donde las almas revisan sus vidas pasadas, se recuperan y se preparan para su próxima encarnación, con el objetivo de aprender y evolucionar. No hay un juicio moralista; la experiencia es parte del ciclo natural de la existencia.